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  • La Jauría salvaje
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sábado, 23 de enero de 2010

el agua que yo descavo


I

-La tierra
desataviada no perdura. Sólo
caminarás.
Invisibles cuerpos
reflejan, de tus
llameantes ojos
in-torcido el dolor
que esperas.
-(mas, impostergable
rumor de bosque
y selva; negra había la
blanca sombra,
costra
y ojos, ojos, ojos
ya tendrás)
-Siguiendo un álgido camino
porque,
¿es mejor la palabra leída?
-Como lejanas miradas
por esas sendas
debes, aún pagar lo no
recogido; muchos
caminos
des-percibidos.
Me espera una fuente. Que sea
suficiente el agua.

II

La-Bio sustancial la tierra
suspiro el notocordio.

hubierais entregado la hoz,
de tan hollada
no alcanzaremos
no alcanzaremnos no alcanzaremos
con este pie la tierra.

III

-La tierra
por no habituarte, ya
perdonas
que la invencible fosa
trans-pasa.
Actualmente tu memoria extendida en los desiertos
del cristal de todas
las palabras
sabiosustraídas-dessumadas.
Amigo-algo-parisino-allá-allí-desorilleantes.
Ah. Ah. Ah. Las palabras¡
Divido, divido, las interesantes
tan, evasivas letras unidas.
Oh et jamais une matin...ou irai-je apres?
Sí? Dónde?

IV

Mi extensa tierra -Oh land-
Sea, éternel paysage,
disipado en frías costas
a veces humea
de perfil el día
tras postergado de sí
aquí viéndo
uniones que la nieve forzó
por esos
deshábiles acantilados donde
fuentes iguales
o mareas
o lagunas?
de allí
las aves vienen a beber.
Oh mi extensa tierra
te daré arenas y
arenas o
pequeñísimo polvo,
que de repetidos aires
flota a la luz de cuidadas
azucenas.
Dice in-sonido,
Cartago

V

-aguas
plisadas-
oigo tuyo eco
superados los filtros
para zozobrar aun
sumisos los evasivos olvidos.

Presionarán la tierra mía!

-Aquí me esmero
si construyo los
anhelados que quiero olvidos.

-Aquí como, encierro de la nuez
como veo el alto aliento
encierro de la nuez
la nuez de preciadas
construcciones
construyo, despellejado de ojos
un alternativo dedo
para el tiempo. Permeable la tierra
aguas plisadas oigo,
home-video oh my land
aquí te oigo,
era ese
un cadillac auténtico?

VI

Toda la tierra
temes. Espero el bosque ni acá ni allá
replegado pero, podrás desoir la selva negra?
No, No! toda fotografía termina
extraviada igual a ojos cuando...

VII

Desclamores, cada ruego
-como ha-
bitar de esta tierra.
De esta tierra
quería su hundimiento,
de esta oiría las cabezadas del mar.
Oh, tierra más tierra
todavía. Qué
fue de ayer
tus bosques olorosos?
Tenue,
el cielo descabezado hizo
de todo vacío lagos blancos,
inoportunos,
de la quebrada mansa para
sin condiciones ir
con saña a
abrevar.
Sin-haces-cuando, ya la nada
ocultará también la
sed - Oh mi tierra
nada son todos
tus caminos.
Pero el agua, A quién el agua?


VIII

La soledad del caminante
no es comparable a la soledad.

-Marchito avistas la desaparición
de los senderos,
que alguna vez
se ofrecieron
a tí.
Antes habían sido allanados,
frescos de gritos, los suelos.

IX

Pozos, hondos, de
clareada superficie
continuos van, sí existiendo
suspendidos; helos ahí
es-carbados contra la tierra mía
ya luz, advierte sus orillas
de ellas que vienen, hundiéndose
precipitándose sobre
la inutilidad de
una memoria poblada de desoídas voces,
anti-tierra, la no-tierra que?
pasa por alto los círculos que.

X

Marcas, con atenta precisión las rutas que quisieras.
Se resiste,
resiste el papel de apilamientos que quisieras,
mientras haya luz,
esa línea trazará caminos en la tierra aunque
te pierdas en el sueño.


XI


Costas tierra son , de
inmemorial tiempo
deshaciendose en
las azules aguas;
del erial saciará cada larga
boca, su intención de hablar.
Con aguas dentadas veré aparecer la ola
tan inmensa que vendrá.....
quisiera lluvia tan intensa como el mar
y sin embargo
me
estará
vedada
la diferencia.


XII

Flageladas he pisado yo
las lenguas de esta tierra;
he andado en ocasiones tras
el florecimiento de las rosas.

Ahora comprendo
que no lo he hallado.

XIII


Emprendidas menos ausentes
con tenacidadses injuriosas hacia
el ceniciento oeste, ya
las pisadas se oyen. Un más abajo
contrae calientes impresiones,
cubremanchadas desde el otear del
aguila. Esa mirada añora descubrir
un reverberar de huesos, espera
su aparecimiento. Uno por cada surco
que abres en aquí abierta tierra,
su-fi-cien-te comparte un dolor de
nubes, reparte parecidos llantos.
Sí, enhumedece larguísimos,
guturales sonidos.

XIV


Qué de mares o
de tierras por un galope
en el aire,
se va
deshilachando la silueta
que percibiste santa.
Hasta que los días se
hundan en una
construcción absurda.

XV


Ya volveré al Pacífico.
Por allí , Oh mi mar que viste
de esperas unas hondas pisadas,
unas huellas que se han borrado,
esas o las mismas, magníficamente borradas;
precursoras fueron sin estar a la vista
de los entreabrazados
ojos,
rastreando elgo entre los inolvidables,
siempre acechantes golpes
de remo; Ah.... las estelas
que pude imaginar
dejaban, privadas de brazos
unas yotras las sucias arenas.
Oh-si pudiera
saber que ocultaste en
tu inocente mano.



José-Luis Medel. Santiago de Chile. Acaso 1998